Navegando
por la red me encuentro esta nota periodística del periódico El País
de España en donde transcriben un estudio de http://brain.oxfordjournals.org/content/early/2015/06/03/brain.awv135 Oxford
University Press en donde explican los avances que
se están llevando a cabo en
la investigación de la enfermedad.
Para los
que tienen un enfermo de Alzheimer podrían ponerle música para que su cerebro
trabaje y se mantenga activo durante esta fase tan dolorosa de la perdida de la
memoria, ello podría hacerle pasar ratos mas agradables hasta
que pierdan contacto con la realidad.
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Disfruten
la lectura.
El Alzheimer no puede vencer a los
recuerdos musicales de los enfermos
El área cerebral que aloja
los recuerdos musicales se ve menos dañada por la enfermedad.
Sin saber muy bien por qué, la
música es una de las pocas armas que tienen los terapeutas para hacer frente al
avance del Alzheimer. A pesar de la devastación que provoca esta enfermedad en
el cerebro y, en particular, en la memoria, una gran parte de los enfermos
conserva sus recuerdos musicales aún en las fases más tardías. Ahora, un
estudio señala las posibles causas de este fenómeno: la música la guardamos en
áreas cerebrales diferentes de las del resto de los recuerdos.
El lóbulo temporal, la parte del
cerebro que va desde la sien hasta la zona posterior del oído es, entre otras
cosas, la discoteca de los humanos. Ahí se gestiona nuestra memoria auditiva,
canciones incluidas. Estudios con lesionados cerebrales apoyan la idea de que
guardamos la música en una red centrada en esa zona. Sin embargo, el lóbulo
temporal también es el que sufre antes los estragos del Alzheimer. ¿Cómo se
explica entonces que muchos enfermos no sepan ni su nombre ni cómo volver a
casa pero reconozcan aquella canción que les emocionó décadas atrás? ¿Cómo
algunos pacientes son incapaces de articular palabra y, sin embargo, llegan a
tararear temas que triunfaron cuando ellos todavía podían recordar?
Para intentar responder a esas preguntas,
investigadores de varios países europeos liderados por neuro-científicos
del Instituto Max Planck de Neurociencia y Cognición
Humana de Leipzig (Alemania) realizaron un doble experimento.
Por un lado, buscaron qué zonas del cerebro se activan cuando oímos canciones.
Por el otro, una vez localizadas, analizaron si, en los enfermos de Alzheimer,
estas áreas cerebrales presentan algún signo de atrofia o, por el contrario,
resisten mejor a la enfermedad.
Para localizar dónde guarda el cerebro la música,
los investigadores hicieron escuchar a una treintena de individuos sanos 40
tripletas de canciones. Cada trío estaba formado por un tema muy conocido
entresacado de las listas de éxitos desde 1977, nanas y música tradicional
alemana. Las otras dos canciones eran, por estilo, tono, ritmo o estado de
ánimo, similares a la primera, pero las seleccionaron de entre los fracasos
musicales, que no fueran conocidas.
Tal como explican en la revista Brain, el
diseño del experimento se basaba en la hipótesis de que la experiencia de oír
música es, para el cerebro, diferente de la de recordarla y en ambos procesos
intervienen redes cerebrales diferentes. Durante las sesiones, la actividad
cerebral de los voluntarios fue registrada mediante la técnica de imagen por
resonancia magnética funcional (fMRI). Comprobaron que la música se aloja en
zonas del cerebro diferentes de las áreas donde se guardan los otros recuerdos
.
"Al menos, los aspectos cruciales de la
memoria musical son procesados en áreas cerebrales que no son las que
habitualmente se asocian con la memoria episódica, la semántica o la
autobiográfica", dice el neuro-científico del Max Planck y coautor del
estudio, Jörn-Henrik Jacobsen. "Pero hay que ser muy cauteloso cuando
afirmamos algo tan absoluto como esto", añade prudente. En concreto, las
zonas que mostraron mayor activación al rememorar las canciones fueron el giro
cingulado anterior, situado en la zona media del cerebro, y el área motora
pre-suplementaria, ubicada en el lóbulo frontal.
Parte de esa prudencia puede proceder de la
metodología que han seguido para realizar la segunda parte de la investigación.
Lo ideal habría sido poder estudiar la ubicación de los recuerdos musicales
directamente en los enfermos de Alzheimer y no en la población sana. Pero, como
señala Jacobsen, no es sencillo conseguir que un número significativo de
pacientes participe en un trabajo como este. Además, está el problema de que
muchos de los afectados podrían recordar la canción, pero no verbalizar ese
recuerdo. Por eso, realizaron un segundo experimento para ver si las zonas
donde se guarda la música se ven igual o menos afectadas por la enfermedad del
olvido.
Para eso, estudiaron a 20 pacientes con Alzheimer y
compararon sus resultados con otra treintena de individuos sanos, ambos grupos
con una media de edad de 68 años. Querían ver en qué estado se encontraban las
áreas musicales frente al resto del cerebro. En el diagnóstico y seguimiento de
la enfermedad se usan principalmente tres bío-marcadores: El grado de
deposición del péptido β-amiloideo, una molécula que tiende a acumularse
formando placas en las fases iniciales de la enfermedad. Otra pista es la
alteración del metabolismo de la glucosa en el cerebro. Y, por último, atrofia
cortical, un proceso natural a medida que se envejece pero que en el Alzheimer
es más acusado.
Las mediciones mostraron que los niveles de
deposición de beta-amiloideo no presentaban grandes diferencias. Pero, en las
áreas musicales de los enfermos, el metabolismo de la glucosa entraba en los
niveles normales y la atrofia cortical era hasta 50 veces menor que en otras
zonas del cerebro. Para Jacobsen, "que muestren un menor hipo-metabolismo
y atrofia cortical en comparación con las otras zonas cerebrales significa que
no se ven tan afectadas en el curso de la enfermedad". Y añade: "Pero
esto solo puede ser observado, creo que nadie puede explicar por qué eso es
así. Sin embargo, el giro cingulado anterior muestra una conectividad aumentada
en los enfermos de Alzheimer, lo que podría significar incluso que funciona como
una región que compensa la pérdida de funcionalidad de las otras".
"Los recuerdos que más perduran son los que
están ligados a una vivencia emocional intensa y justo la música con lo que
está más ligado es con las emociones y la emoción es una puerta al
recuerdo", dice la músico-terapeuta de la Fundación
Alzheimer España, Fátima Pérez-Robledo. Los resultados del estudio
vienen a confirmar su práctica cotidiana. "Muchos de los enfermos igual no
recuerdan el nombre de un familiar, pero sí la letra de una canción",
asegura.
En su trabajo diario, Pérez-Robledo tiene que hacer
muchas veces de pinchadiscos. Si el enfermo está en una fase inicial, él mismo
sugiere los temas que le marcaron. "Rebuscamos en su historia musical, las
canciones de su niñez, de su adolescencia, para evocar recuerdos. La escuchan,
la bailan o la cantan", explica la terapeuta. Cuando el paciente ya no
puede decir qué música amaba, prueban con las canciones que más se oían cuando
era pequeño o, como en muchos casos, es la pareja la que elige aquella canción
que sonaba cuando se conocieron.
Los recuerdos que más perduran
son los ligados a una vivencia emocional intensa, y la música está muy unida a
las emociones"
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